En este post te invitamos a adentrarte en un fascinante caso de estudio: Robin Hood Gardens, un conjunto habitacional brutalista construido en 1972 en Inglaterra y demolido en 2017. A través de una publicación en la revista AUS, la arquitecta Beatriz Coeffé analiza en profundidad las implicancias de su desaparición, la que desató un intenso debate en redes sociales, donde se cuestionó tanto su valor estético como ético, reflexionando sobre su lugar en la historia y el impacto de su pérdida en la memoria arquitectónica y urbana.
Extracto del articulo publicado en 2022 por Revista AUS 32 / 120 - 129.
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Por Beatriz Coeffé
En 1966, Reyner Banham publica el libro El Nuevo Brutalismo: ¿ética o estética?, intentando establecer una relación entre la denominación “brutalismo”, sus valores y los arquitectos que lo promovían (Curcic 1969). La aparición de esta publicación consolidó el término, estableciendo a Gran Bretaña como el lugar de origen teórico y asociando su desarrollo a los arquitectos Alison y Peter Smithson, a quienes describió como “los protagonistas más obstinados de este tipo de arquitectura en ese momento en Londres” (Banham 1966, p.11). A pesar de esto, los Smithson se manifestaron en contra de una perspectiva puramente estética enfatizando en la esencia ética y la responsabilidad de los arquitectos en la construcción de la ciudad. Esta convicción la materializaron años más tarde en el diseño del conjunto de vivienda social Robin Hood Gardens (1968- 1972) en Londres, que en 2015 fue declarado inmueble a demoler, lo que despertó fuertes reacciones a favor y en contra.
En Inglaterra, el periodo de posguerra propició la natural apropiación del término. La nueva generación de jóvenes arquitectos y artistas –apalancada por el Estado de bienestar en Gran Bretaña– participó activamente de la planificación de las ciudades y la construcción masiva de vivienda e infraestructura pública. En este contexto, el brutalismo ofrecía una respuesta ideal a estas demandas. No obstante, en las últimas décadas, estas obras han sido fuertemente criticadas, demonizadas, marginadas y muchas de ellas destruidas. David Cameron, ex primer ministro del Reino Unido, argumentó en 2016 que la pobreza y la delincuencia en Gran Bretaña se debían en gran medida al mal funcionamiento de estos conjuntos de hormigón construidos en la posguerra y, por lo tanto, debían ser demolidos para dar paso a nuevos conjuntos residenciales.
-Imagen 1
A pesar de la mala reputación que los políticos han construido en torno a las obras brutalistas, el público general y especializado las ha comenzado a apreciar, visitar y fotografiar gracias a la aparición de la cámara en los celulares y al desarrollo de las redes sociales.
Diseñado en un período de gran déficit habitacional, el conjunto intenta solucionar tres problemáticas fundamentales: lograr una densidad de 136 personas por acre, solucionar el déficit de espacios públicos y proteger las salas de estar y los dormitorios del ruido de las avenidas circundantes. El proyecto establece dos volúmenes en forma de serpentina a las que se accede por anchas galerías; ambos bloques encierran un espacio verde con una colina central que está protegida del caos exterior, al igual que las salas y las habitaciones que tienen vista hacia este lugar. Si bien el parque cumplió su propósito, siendo de gran utilidad para los niños (Powers 2010), otros aspectos del edificio se volvieron problemáticos. Por ejemplo, los amplios corredores cuyo propósito era activar un espíritu comunitario se volvieron espacios propicios para el vandalismo y el crimen, tal como los estacionamientos y las escaleras. Por otra parte, muchas de las familias que fueron asignadas originalmente al conjunto migraron después de unos años y en su reemplazo se ubicaron de manera temporal personas en situación de extrema vulnerabilidad, generando una rotación constante. Sumado a esto, la falta de mantenimiento de los edificios y del espacio público por parte de las autoridades provocó que este conjunto permaneciera en el olvido durante décadas (imagen 1). El conjunto residencial reaparece en los medios en 2007, cuando surgieron opiniones polarizadas acerca de su conservación. La disputa principal se desenvolvió entre la Twentieth Century Society (TCS), cuya campaña buscaba proteger el inmueble, y la inmobiliaria detrás del proyecto Blackwall, que solicitaba rechazar la declaración patrimonial.
La arquitectura y la ciudad desempeñan un rol relevante en la construcción de la memoria. La ciudad es, según Crinson (2005), un “paisaje físico y una colección de objetos y prácticas que permiten recordar el pasado a través de rastros de [la] construcción y reconstrucción secuenciales”. La ciudad, entendida como el lugar de la memoria colectiva, despierta el debate entre una visión abierta al dinamismo y la transformación de los entornos construidos, y una visión romántica del edifcio como ruina, como testigo y manifesto del paso del tiempo.
-Imagen 2
Los medios de comunicación son fundamentales para la construcción y la circulación de versiones comunes del pasado cuyo carácter no es neutro ni transparente, sino que, por el contrario, estos tienen un papel activo en hacer memoria o, como dice Erll (2011), “el medio es la memoria”. La televisión, la radio, la música, la moda producen contenidos nostálgicos y, a la vez son espacios y herramientas de proyección y expresión melancólica. En particular, las
redes sociales explotan la creación de estos
mundos y se han convertido en contenedores
infinitos de recuerdos personales y colectivos
que se pueden visitar una y otra vez
Los resultados del análisis de las publicaciones en la red social Instagram indican que las fotografías, en su mayoría, son capturas actuales del edificio y sus alrededores. Además, se observa un uso considerable de filtros de color, siendo el monocromo uno de los preferidos, hecho que coincide con la ocurrencia significativa del hashtag #blackandwhite. En cuanto a los textos, si bien se reitera constantemente información básica, también surgen conceptos como «utopía» y «gentrificación» o «caída», «reemplazo», «destino» y «despedida» en la medida en que se acerca la demolición que comienza en noviembre de 2017. A partir de estos resultados se estudian tres temas: #utopía, #blancoynegro, #demolición.

-Imagen 3
El brutalismo como movimiento arquitectónico se ha valorado en gran medida gracias a esto último —la estetización de la degradación— conduciendo a través de las imágenes afectos nostálgicos de un pasado perdido.
#Utopía
La relación entre utopía y brutalismo es
utilizada con frecuencia por los usuarios y, de
hecho, no están tan lejos de la realidad. Se
manifiesta un vínculo entre pasado, presente
y futuro, como también la decepción y el
pesimismo por los procesos que vive la
ciudad contemporánea. El período de
posguerra favoreció la formulación de ideas
utópicas e ingenuas por parte de jóvenes
arquitectos que pretendían mejorar la sociedad
a través de ciudades mejor organizadas
(Derdiger, 2016). Sin embargo, hoy en día,
como plantea Coleman (2014), los arquitectos
están más bien preocupados de crear
imágenes atractivas y vendedoras, servir a las
inmobiliarias y estar a la vanguardia. Por lo
tanto, cuando los usuarios de Instagram aluden
a la utopía, establecen una conexión directa
entre el edificio y los procesos históricos que
los acompañan como también la aparente
relación entre el rol de los profesionales en la sociedad y la transformación de los objetivos
de las políticas públicas.
#Demolición
La imagen de uno de los bloques de Robin
Hood Gardens en el proceso de demolición
es una de las más frecuentes en el período
estudiado. Muchas de ellas capturan los
interiores de los apartamentos y su decoración,
mientras los comentarios enfatizan el impacto
y la angustia al presenciar la situación. Según Pint (2013), los sitios arquitectónicos
pueden afectar profundamente al sujeto
que los visita, incluso más allá de la simple
admiración momentánea del turista o
el erudito. Quienes visitan el lugar en el
momento de la demolición manifiestan estar
viviendo un estado de conmoción, que está
estrechamente relacionado con la experiencia
de la ciudad moderna (Crinson 2005). La plataforma
estudiada —Instagram— se comporta no solo
como un archivo de nuestras vidas, sino
como medio activo a través del cual el mundo
comprenderá y recordará Robin Hood Gardens.
#Blanco y negro
Una gran cantidad de imágenes
contemporáneas utilizan el filtro blanco y
negro con un alto contraste entre las luces
y sombras, enfocando especialmente la
fachada del edificio. El edificio se convierte
en el protagonista cobrando relevancia la
composición y geometría de la fachada,
el material, las formas y los volúmenes
dispuestos bajo la luz. La fotografía en blanco y negro es el mejor
y más básico ejemplo de fotografía retro
que se popularizó en Instagram. Este filtro
colabora con la creación de una sensación
de nostalgia y autenticidad ausente en
las fotos digitales (Jurgenson, 2011).

-Imagen 4
El estudio visual realizado a partir del caso de Robin Hood Gardens permite abrir más posibilidades de análisis y cruces de conceptos aparentemente ajenos a la arquitectura. Al mismo tiempo, permite comunicar con mayor eficacia los descubrimientos de la investigación, convirtiéndose en una herramienta crítica. Con ello, podemos cuestionar hasta qué punto las redes sociales han cambiado la arquitectura, así como hasta qué punto la arquitectura se ha transformado para ser un objeto masivamente reproducible.

-Imagen 5
Sin embargo, el uso de las redes sociales como fuente para la investigación académica requiere reflexionar sobre la veracidad, el origen y la transparencia de los datos que entregan. Como fue revelado en el estudio, en el caso de Instagram se facilitan las expresiones nostálgicas a través de las herramientas de filtro, como también la manifestación del «experimentar el yo» (Kahneman 2012), es decir que las personas disfrutan más del presente cuando sienten la seguridad de que a futuro podrán recordarlo gracias al registro que poseen. En este sentido, no hay que olvidar que tras este medio masivo de comunicación existen algoritmos que pueden potenciar un contenido, como también instituciones que podrían influir en la apreciación colectiva frente a un tema. La nostalgia como sensación de pérdida y anhelo está motivada por una idealización de la arquitectura brutalista. El hecho de que los edificios se muestren y valoren únicamente por sus aspectos arquitectónicos debilita los argumentos en favor de la protección del patrimonio brutalista. Al hacerlo se vuelve a establecer la duda planteada por Banham en 1966 sobre si el brutalismo es ético o estético.
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Las redes sociales como espacios activos de memoria urbana: los últimos días del conjunto residencial Robin Hood Gardens.(1)
Pies de imágenes:
Imagen 1: Estado del conjunto Robin Hood Gardens previo a las obras de demolición. Fuente: Fotografías tomadas por el autor en septiembre 2017
Imagen 2: Bloque oeste del Conjunto Robin Hood Gardens, en preparación para la demolición. Fuente: Fotografía tomada por el autor en septiembre 2017
Imagen 3: Sistema de relaciones entre los conceptos de memoria, medios y nostalgia. Elaboración propia.
Imagen 4: Captura de pantalla de publicaciones en Instagram asociadas al hashtag #Robinhoodgardens. Fuente: Captura a través de 4KStogram
Imagen 5: Línea de tiempo en base a la cantidad de publicaciones mensuales realizadas entre agosto 2015 y mayo 2018 por cuentas públicas con el hashtag #RobinHoodGardens en Instagram.
Imagen 6: Publicaciones en Instagram representativas de los conceptos analizados. De izquierda a derecha; imagen asociada al análisis “Utopía” (abril 2017), “Demolición” (diciembre 2017) y “Blanco y negro” (agosto 2015). Fuente: Captura a través de 4K Stogram
(1) Este artículo presenta parte de la Tesis del MA en Arte y Gestión Cultural, de King’s College London titulado “Brutalism Revival: Media as active spaces of urban memory” realizado entre el 2017 y 2018.